Castillos del Loira: Le Château de Chambord

12/24/2007 Beldz 0 Comments



Francisco I
fue un rey que impulsó definitivamente el Renacimiento en Francia, favoreciendo las artes y desarrollando una activa labor constructora que tiene reflejo en los múltiples castillos y palacios surgidos durante su reinado. Buscó siempre lograr las posesiones en Italia que sus antecesores habían pretendido, logrando obtener el Milanesado tras aliarse con Venecia y vencer a los suizos. Esa querencia por Italia se manifestó claramente en las artes, pues muchos maestros que participaron en sus obras eran italianos, destacando entre ellos a Leonardo da Vinci. Gracias a los deseos de Francisco I de conseguir para su país un rango internacional que no había logrado en sus intentos de ser coronado emperador, Francia dispone de algunos de los palacios renacentistas más destacados del continente. Además de Fontaineblau, que se convirtió en un centro político de enorme relevancia, la región del Loira se vio favorecida por esta fiebre constructora. Entre los siglos XV y XVI se construyeron numerosas residencias para los soberanos y la nobleza, así como mansiones de la burguesía. A lo largo de este río, el de mayor longitud de Francia con sus 1.020 km de largo, surgieron palacios como los de Blois, Amboise, Chenonceaux, Azay-le-Rideau, Valençay y Chambord.

Chambord se encuentra situado en el municipio homónimo junto al río Casson, y se construyó, por orden de Francisco I, entre los años 1519 y 1537. El arquitecto que dirigió las obras fue el italiano Domenico da Cortona. La planta y la organización general se corresponden a los de una fortaleza, pero se trata de un palacio residencial caracterizado por la gran simetría y armonía del conjunto. Se levanta sobre un antiguo pabellón de caza, es de planta rectangular y dispone de cuatro torres circulares, sólidas y con un diámetro de casi 20m.

Aparece rodeado de una amplia superficie de césped, con múltiples senderos, y bordeado de bosque. Un muro engloba todo el conjunto y un puente atraviesa el foso lleno de agua para acceder a la entrada principal del palacio. La torre del homenaje, último símbolo de su carácter de fortaleza, dispone en su interior de una escalera de doble hélice con una claraboya y finaliza en un magnífico cimborrio. Es el edificio principal, situado en posición central, y consta de tres pisos en los que se distribuyen numerosas salas y otras dependencias. El conjunto del palacio aparece cubierto de tejados de dos aguas o terminados en punta, agujas, flejchas, chimeneas y tragaluces, creando un hermoso contraste el gris de la pizarra con el color claro de la piedra de los muros.

  • Información extraída de:
Patrimonio Mundial de la Humanidad: Francia y Europa Meridional

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